Igual es el objeto doméstico que representa mejor el folclore español. El botijo. Ese gracioso recipiente de barro cocido, diseñado para beber y, sobre todo, para conservar fresca el agua. Una maravilla tecnológica de la alfarería. El botijo funciona porque el agua que contiene se filtra a través de la arcilla porosa que, en contacto con el ambiente seco exterior, se evapora produciéndose un enfriamiento en su contenido. ¿Efecto wow o diseño correcto?
Gran parte de los buenos diseños han nacido de una evolución, de una evolución natural. De poner a prueba el diseño. Como el botijo, los objetos que se hacen a mano. O se hacían. Pueden introducir pequeñas modificaciones en cada versión de manera muy fácil. Unas pequeñas mejoras que hacen objetos más funcionales. Más usados. Más intuitivos. Mas naturales. Y mas transparentes.
Lo maravilloso del diseño correcto
Como diseñadores, este es el tipo de experiencias que debemos tratar de proporcionar cuando estamos creando productos digitales. O interfaces. Interfaces que se perciban como intuitivas, naturales y transparentes ayudando a los usuarios a resolver problemas. Pero sobre todo interfaces que realicen su función. Ni mas ni menos que lo que tienen que hacer. Diseño correcto.
Lo malo es cuando acabamos centrándonos sólo en pequeños detalles para lograr un efecto wow. Un efecto que sólo tendrá su hueco en dribbble. Y en halagos de nuestros compañeros de profesión. Y que sirven, fundamentalmente, para alimentar nuestro propio ego. Es difícil no dejarse tentar por dejar nuestro sello personal en la interfaz para goce y disfrute propio. Pero si sólo nos quedamos en elefecto wow estamos olvidando parte de nuestro trabajo.
Primero lo correcto después lo impresionante
Considerar siquiera en añadir algo que es impresionante antes de preguntarnos si cumple con las necesidades de negocio o de los usuarios es algo cada vez mas frecuente en esta lucha por lograr este efecto pero lo que debemos considerar es si aporta valor, si pasa desapercibido o, peor aún, si distrae del objetivo por el que nuestros usuarios vienen a usar el producto.
Si revisamos las bases del diseño éste tiene como objetivo facilitar la resolución de problemas a través de señales. Si damos un paso atrás y evaluamos la verdadera naturaleza de los problemas lo que estamos haciendo es tratar de ayudar a los usuarios a resolver un problema o cubrir una necesidad y no tanto impresionarlos.
La gente es es demasiado inteligente para cegarse por fuegos artificiales y si nos detenemos a preguntar que quiere seguro que están mas interesados en encontrar el efecto wow en el servicio de atención al cliente, en la experiencia del usuario o en la eficiencia. El factor sorpresa ha de venir desde cualquiera de las interacciones con con la organización. Y no sólo desde el diseño. Buscando este efecto sólo en el diseño no lograremos ocultar las deficiencias en el servicio al cliente y la comunicación. Ni ese efecto.
El efecto terminal
Esto me recuerda siempre a esas terminales de aeropuertos en las que el arquitecto ha buscado tanto expresar su personalidad. Ese confundir arte con diseño. Que olvidó que la finalidad era la de trasladar a gente de un lugar a otro lo más cómodamente posible hasta la puerta de embarque para ir de vacaciones, ir al trabajo o a reunirse con la familia. Y se centró en hacer que su diseño pase a la historia, sea un icono y todos sus compañeros alimenten su ego poco a poco.
Mientras seguiremos rodeados de objetos de los que nadie habla. Nadie sabe quién los diseñó. Pero no hacen la vida un poco mas fácil. Ese es el verdadero efecto wow. Un diseño correcto.
Publicado mas o menos el 28 de abril de 2014 a las 9:33 am por César García Gascón, archivado en las categorías Diseño, Diseño de interacción, Experiencia de usuario, UX y etiquetado cómo Diseño de interacción, Experiencia de usuario, interacción, interfaces, Usabilidad. Siéntete libre de comentar un poco más abajo si quieres.