Cuando una pantalla táctil «sólo» hace… moderno

Los más antiguos del lugar recordarán aquellos años en los que poner un «display digital» en cualquier objeto… hacía moderno. Hacía innovador. Y, como tal, había que ponerlo en cualquier objeto. Y así llegó a convertirse en el nuevo anunciado en televisión.

Cualquier tecnología que nace con la pretensión de hacernos la vida más fácil aspira a que poco a poco los usuarios la empleemos con mayor frecuencia. En un primer momento se sabe que existe una tecnología pero se desconoce su aplicación y por tanto no se tiene prevista una incorporación de la misma en la actividad cotidiana hasta su aplicación casi indiscriminada en todos los aspectos cotidianos de las personas.

Las pantallas táctiles… o el nuevo anunciado en TV

Todas las señales apuntan a hacia un futuro en el que conviviremos rodeados de toda clase de objetos manejados con pantallas táctiles. Y que, además, esa será su principal característica. Que incluye una pantalla táctil.

De hecho comenzamos a vivir rodeados de pantallas táctiles de todos los tamaños. A saber: en el móvil, la tablet para casa, cuadros de control enormes en nuestras paredes de casa. Y, en objetos impensables… como el salpicadero del coche.

Cuando una pantalla táctil

Hasta ayer mismo un coche estaba lleno de controles analógicos. De esos tradicionales y antiguos. Botones, palancas y ruedas poblaban el salpicadero de cualquier coche. Y todos y cada uno con su función. Lo bueno es que eran reconocibles para la mayoría de las personas. Y no solía llevar más de unos km con el coche para habituarte a ellos. O, mas bien, a su posición.

Lo mejor es que cualquiera podía conducir cualquier coche. Sin preocuparse de nada más que aparcarlo correctamente. Y no solo eso. Estos controles analógicos disponen de unas características comunes: la sensibilidad táctil y la affordances entendidas. De manera que nos hacen sentir el control de la situación. Pulso el botón y se aplica la acción.

Esto que parece tan antiguo. Tan pasado. Son pequeñas funciones que tenemos aprendidas. Sólo por ser un botón. Y por parecerlo. Pero además proporcionan una característica muy importante: la de permitir al conductor mantener sus ojos en la carretera.

Las affordances que se nos escapan

En esta casa se ha hablado ya varias veces de las affordances que están por venir y, las pantallas, carecen de esas affordance o, en el mejor de los casos, la dejan de mano del diseñador de la interfaz para que tengan esa capacidad de decirnos cómo funciona. Se basa en software para cualquier affordance y, a su vez, en la inmersión total para el usuario.

Las pantallas táctiles proporcionan varias barreras para el aprendizaje y la realización de tareas dentro de un coche puede ser peligroso. Para compensar la affordance física del objeto por sus mismas características físicas, es necesario enriquecer la interacción de manera visual con evidentes cambios de estado visual a través del tiempo. Obligando así a prestar una atención a lo que sucede en la pantalla.

Lo que para cualquier otro dispositivo es suficiente, indicadores visuales y/o sonoros no sirven para el entorno de un coche. No es suficiente. Ya que incluir más llamadas de atención dentro de un entorno de conducción no tiene por qué ser la mejor manera. Llámame viejo pero los controles físicos son mucho más robustos a la interacción humana. Requieren menos destreza y son menos sensibles a las diferencias de precisión que los controles digitales.

Dentro de un coche, el conductor no debe estar pendiente a los gestos que realiza su mano, a la presión sobre la pantalla o al tiempo de presión. Los controles de un coche nunca deben ser invisibles. Deben facilitar las acciones del conductor sin distraer la carga cognitiva de la tarea de conducir.

Es tentador poner cada nueva tecnología en un coche para que sea moderno pero, en el caso de las pantallas táctiles, si todavía nos cuesta manejar el iPhone con una sola mano y sin apartar la vista del aparato, la elección de una pantalla táctil como sustituto de los botones del salpicadero se me antoja inadecuada.

Bonus track

Actualizo el post con con dos enlaces que me pasan @henarvega & @maryalons en los comentarios gracias a su experiencia en proyectos de este tipo. Gracias.

Publicado mas o menos el 20 de mayo de 2013 a las 12:04 pm por César García Gascón, archivado en las categorías Diseño de interacción, Experiencia de usuario, Usabilidad, UX y etiquetado cómo , , , , . Siéntete libre de comentar un poco más abajo si quieres.

2 comentarios

Aquí plasmamos unas ideas en relación a «Cuando una pantalla táctil “sólo” hace… moderno» a partir de nuestra experiencia (@henarvega & @maryalons).

Totalmente de acuerdo César, apuntas una serie de “desventajas” de las pantallas táctiles que en el contexto particular de la conducción pueden llegar a comprometer la seguridad seriamente. Como dices, todo dispositivo que compite por la atención visual del conductor puede llegar a interferir en la seguridad (dependiendo del tiempo que dure esa interacción, del diseño de la interfaz, etc).

En este sentido, Henar y yo hemos llevado a cabo tests con usuarios en conducción para evaluar prototipos de pantallas táctiles, de los cuales se obtuvieron resultados diversos:
– Por un lado, una buena disposición y aceptación por parte de los usuarios, la pantalla les pareció moderna, atractiva, etc.
– Por otro lado, se evidenció la necesidad de desviar la mirada durante periodos de tiempo considerables para poder realizar ciertas tareas con la interfaz mientras conducían.

Las pantallas táctiles tienen ventajas: resultan atractivas, ofrecen versatilidad, flexibilidad y la posibilidad de integrar mucha información en un espacio limitado, permiten un diseño limpio de salpicadero… Pero son menos precisas y hay más probabilidad de cometer errores con ellas. Además, está el problema de la falta de feedback táctil y por tanto la necesidad de emplear otras modalidades de feedback, como visual, auditivo.

A pesar de estas desventajas, muchos modelos de vehículo las han incorporado en estos últimos años. Y no sólo existen integradas en el vehículo, sino que además, proliferan en dispositivos “nómadas” como navegadores, móviles… En ocasiones para tratar de solventar el problema de la distracción, muchos dispositivos usan interacción por voz. Pero aparte de los problemas de performance asociados a la tecnología de reconocimiento de voz en sí, existe la distracción cognitiva que, aunque no ha sido aún relacionada de forma clara con un aumento del riesgo de accidente, sí que tiene influencia en la conducción. En otros casos, existen controles en el volante para las funciones más frecuentes (por ejemplo, controles de la radio como volumen, cambio de emisora, etc.), evitando tener que interactuar con la pantalla durante la conducción. Y por otro lado, existen nuevas tecnologías táctiles que introducen diferentes feedback “hápticos” para intentar simular la presión de un botón, una ruleta, vibraciones a diferentes frecuencias, etc. Tuvimos ocasión de evaluar otro prototipo que sustituía los controles tradicionales de climatización por tecnología táctil con ese tipo de feedback háptico, interesante!

Y una última referencia: las “NHTSA guidelines to minimize distraction” (National Highway Traffic Safety Administration, US Department of Transportation) recomiendan limitar el tiempo necesario para realizar una tarea en conducción que requiera desviar la mirada a 2 segundos por cada vez y 12 segundos en total.

Bueno estas son sólo algunas reflexiones, el tema da para mucho! Si queréis leer algo más sobre el estudio realizado, podéis visitar http://henarvegalorenzo.wordpress.com/2013/02/11/y-por-fin-llego-a-la-calle-el-nuevo-seat-leon-2013/ y http://maryalons.wordpress.com/2013/03/28/seat-a-new-concept-of-in-vehicle-human-machine-interface/.

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