Hay un puente en Nueva York que fue llamado por Le Corbusier en puente más hermoso del mundo, hablamos del puente George Washington y, también fue la estructura colgante más larga del mundo hasta que en 1937 lo superara el Golden Gate. El diseño original de este y más de la mitad de los puentes de Nueva York son obra de un hombre, Othmar Hermann Ammann que fue un ingeniero civil capaz de crear puentes que eran ligeros, de bajo coste y que, sin embargo, seguían siendo sencillos y hermosos.
Al construir el puente George Washington, Ammann había tenido en cuenta el futuro y tuvo la previsión de dejar espacio para un crecimiento adicional. Tenia claro que ahora era suficiente pero que en el futuro igual no, así que reservó un par de carriles adicionales para el tráfico o para un tren ligero. Así que, tal y como pensaba, poco después necesitó más espacio y gracias a su previsión se pudo incrementó la capacidad del puente a ocho carriles.
Pero también tenía un especial talento para establecer las prioridades del proyecto, la estructura de acero que se ve ahora fue diseñada originalmente para ser cubierta de granito rosa. Pero el proyecto nació en plena gran depresión y, a mitad del proyecto, el coste no podía ser cubierto así que, sin sacrificar el objetivo final del proyecto, lo obvio, decidió continuar con el proyecto y modificar la estructura de acero para que fuese esa la imagen final del puente. Las dos torres permanecieron en acero. Y permanecen hasta hoy.
El todo, lo posible y únicamente lo obvio
El alcance de todo proyecto se basa en hacer magia con las fechas de lanzamiento, la información de la que se dispone, los recursos y el presupuesto. Por lo que los malabares para establecer las prioridades entre las características, entre todo lo posible y lo obvio, es a medio plazo la manera de medir el éxito del proyecto.
Cuanto antes tengamos claras las prioridades y el alcance mejores decisiones se podrán tomar en el futuro. Y, estas prioridades, tratan sobre el problema. Sobre lo que es obvio del proyecto. Luego estarán las cosas que son fáciles. Que cuestan poco en el primer momento. Pero cuestan mucho en el futuro. Y después todo lo posible. Pero sin sacrificar el objetivo principal del proyecto, lo obvio.
El equilibrio de Othmar Ammann
El equilibrio de Othmar Ammann está en la decisión que tomó en el momento de la crisis y, sobre todo, en las decisiones que había tomado desde el inicio del proyecto. Si no las hubiera tomado desde el inicio probablemente el puente habría quedado sin terminar esperando a que finalizase la crisis. ¿Te suena?. Sin embargo con esta decisión el coste total del proyecto bajó y los tiempos de construcción se acortaron. Impensable hoy en día. Y en eso estamos todavía intentando lograr ese equilibrio entre lo que debe, debería y podría. Y me temo que nos queda mucho.
Llegar a conocer esta diferencia lleva práctica, tiempo, debate y, sobre todo, análisis crítico. Y es algo que tenemos que seguir aprendiendo todos los días. Un aprendizaje constante. Sin dar cosas por sentadas. O por ley. Intentando llegar a lo que realmente importa.
Bonus track
- La imagen es de Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Eth) tienen un archivo fotográfico impresionante.
Publicado mas o menos el 11 de febrero de 2013 a las 1:46 pm por César García Gascón, archivado en las categorías Experiencia de usuario, Gestión de proyectos, UX y etiquetado cómo estrategia, historias, interacción, interfaces, Internet. Siéntete libre de comentar un poco más abajo si quieres.