Vamos a dejar de llamarlos usuarios, vamos a ponerles nombre
Los usuarios, perdón, las personas, tienen unos objetivos, unas motivaciones, unas características y unos comportamientos. Son así. Somos así. Crear unos personajes para nuestros desarrollos de interfaces, es poner cara a esos a los que llamamos simplemente usuarios.
El concepto usuario es tan… abstracto. Que hasta que no seamos capaces de ponernos en su piel no seremos capaces de determinar lo que el usuario necesita y lo que no. Si hablamos de usuarios, todo queda en el aire. Y al final, no nos engañemos, las decisiones las tomará el responsable del proyecto «pensando en el usuario».
Define a ese usuario, crea un personaje
Alan Cooper introdujo el término personaje para «huir de esa idea abstracta o genérica del usuario, que al final se convierte en representante de todos los posibles usuarios de un determinado producto y es manipulado».
Crea un personaje, una figura con nombre y apellidos ayudará a tomar las decisiones sobre las características del producto, del servicio, de la interfaz.
Reemplaza esa definición de usuario por alguien concreto. Alguien con nombre. Alguien con inquietudes. Con necesidades. Y tendremos más herramientas para empezar a construir lo que será más adelante la nueva interfaz.
Digamos que sustituye el trabajo abstracto de diseñar para un usuario y nos enfoca en trabajar para alguien específico. Lo que va a ayudar a estimular la capacidad para buscar soluciones y, dentro del proceso de desarrollo, nos va a permitir evaluar si la interfaz cumple los requisitos para los personajes.
Cada proceso, cada cambio, cada item conseguido tenemos que validarlo contra este personaje. ¿Necesita esta funcionalidad «Fulanito»? ¿Cómo lo usaría?
Ponles cara y… diseña a su medida
Para encontrar el diseño de interacción adecuado, ponemos a la persona en el escenario y desarrolla los primeros prototipos con lápiz y papel. Para descubrir los elementos más importantes de la interfaz.
Cuanto más avancemos en el proceso, más confianza tendremos en crear la solución para el personaje. Verificando si valdría o no para esta persona concreta.
Al ver el maravilloso set de Jason Travis en flickr te das cuenta de cómo usar fotografías como estas, de personas reales, con sus objetos reales contextualiza. Baja a tierra el concepto usuario, el concepto personaje. Las particularidades de cada persona, así no sólo se trata de una foto fría sino que sus objetos nos ayudan a empatizar un poco más con ellos. Y conseguir trabajar para una persona real. Total. Hemos visto su bolso. ¿No?
Una imagen vale más que mil palabras
Con esta imagen es más fácil comprender el ámbito sociocultural donde están inmersos nuestros personajes. Su conducta, su comportamiento, las creencias y las acciones. Una etnografía rápida, ágil, que puede reducir los tiempos y los recursos.
Y que ayuda a hacernos una idea de cómo se comportará esta persona a la hora de manejar nuestras interfaces.
Bola extra
- La imagen es del set de Jason Travis, personas imprescindible. Thanks to Jason.
Publicado mas o menos el 20 de mayo de 2011 a las 5:13 am por César García Gascón, archivado en las categorías AI, Diseño de interacción, Usabilidad y etiquetado cómo Experiencia de usuario, interacción, interfaces, Usabilidad. Siéntete libre de comentar un poco más abajo si quieres.
4 comentarios
Interesante, aunque creo que para poder usar «personas» es necesario que el equipo de desarrollo/diseño tenga cierta predisposición; si no, lo verán como una excentricidad o algo anecdótico.
Por cierto, muy interesante el set de fotos.
jordisan, creo que das en la clave… todo el equipo tiene que estar predispuesto esto, pero al final creo que pasa con todo lo relacionado con la ux… si todo el equipo no está predispuesto a la observación del usuario se verá como algo anecdótico, el tipo raro que viene al vendernos la moto.
Sólo los resultados demostrarán si había o no razón en realizar estas actividades.
El set buenísimo, sí…
Gracias por pasar por aquí
[…] Si no lo haces tu sitio será de los que nunca se plantearon por qué están ahí, seguramente por obligación, y al final han llegado a una situación en la que no comunican nada. Tratan de ser escuchados, entendidos pero nunca se fijaron en quién tenía que escucharlos. […]
[…] producto será mejor cuanto más centrado esté en las personas y en la experiencia de usuario que se genera entorno a su uso. Textos, detalles, transiciones, […]